Cuando una persona tiene una limitación visual que le influye, dificulta o impide desarrollar tareas de la vida cotidiana, se dice que tiene baja visión.
La baja visión no es una patología o enfermedad en sí, es simplemente la manera de denominar a esta limitación visual.
Los motivos por los cuales una persona puede tener baja visión son muy variados. Los motivos más habituales suelen ser patologías oculares asociadas a la edad como: las cataratas, la degeneración macular, la retinopatía diabética, la retinosis pigmentaria, la aniridia, el glaucoma, patología del nervio óptico, etc…
Una persona con baja visión no es una persona ciega, es una persona con un resto visual que en el caso de permitirle distinguir formas, puede tener posibilidades de rehabilitar su visión para desarrollar las tareas de la vida cotidiana de la mejor manera posible.
Los profesionales especialistas en baja visión se encargan de potenciar el uso del resto visual útil de estas personas, optimizando su funcionamiento, para utilizarlo en sus tareas habituales como son escribir, leer, ver precios, ver números de teléfono, distinguir señales de tráfico, números de autobuses, rótulos de establecimientos, ver la televisión, coser, planchar, cocinar, pasear, etc…
Cualquier persona puede padecer baja visión ya que, aunque en la mayor parte de los casos suele asociarse a personas mayores por aparecer en etapas avanzadas de la vida, también afecta a personas más jóvenes pues puede tener su origen en malformaciones congénitas o accidentes.
Es importante que las personas que forman parte del entorno de la persona con baja visión estén atentas a la situación ya que es común que no parta de ellos mismos ponerle solución a su problema. En gran cantidad de ocasiones suele nacer del entorno de las personas con baja visión el procurarle los medios para disfrutar de una vida más confortable y activa.
Cada vez son más los oftalmólogos que recomiendan la rehabilitación de la baja visión. Las personas con baja visión no son ciegas y no tienen que resignarse a no volver a utilizar sus ojos ni a llevar una vida sedentaria con las consecuencias colaterales que ello conlleva. Los profesionales especialistas en baja visión les enseñan a utilizar de manera eficaz el resto visual del que disponen.